¿Qué es la epilepsia y cómo controlarla?

Imagina que, sin previo aviso, tu cuerpo comienza a moverse sin control, o que pierdes la conciencia por unos segundos. Para quienes viven con epilepsia, esta es una posibilidad real que puede presentarse en cualquier momento y alterar su rutina diaria. Esta condición neurológica crónica afecta a más de 50 millones de personas en todo el mundo y, aunque puede parecer compleja o incluso temida, lo cierto es que con el tratamiento adecuado muchas personas pueden llevar una vida activa, segura y plena.

Pero ¿qué es exactamente la epilepsia? ¿Qué la provoca? ¿Y cómo se puede tratar y controlar? En este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber sobre esta condición.

¿Cómo se manifiesta la epilepsia? Síntomas y señales de alerta

La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso central que se caracteriza por una predisposición del cerebro a generar convulsiones de manera repetida. Estas convulsiones son el resultado de una actividad eléctrica anormal en el cerebro, que puede manifestarse con sacudidas en el cuerpo, pérdida de conciencia, confusión temporal o movimientos involuntarios, entre otros síntomas.

Es relevante mencionar que no todas las convulsiones son iguales. Algunas afectan solo una parte del cuerpo (crisis parciales) y otras involucran todo el cuerpo (crisis generalizadas). Incluso, hay casos en los que la persona no presenta movimientos visibles, pero puede quedarse con la mirada fija, desorientada o sin poder responder por unos segundos.

¿Y por qué ocurre esto? Las causas pueden variar: desde lesiones cerebrales, tumores, infecciones, antecedentes familiares, hasta problemas durante el parto. En muchos casos, sin embargo, no se logra identificar una causa específica. Por eso, se dice que la epilepsia puede ser idiopática (sin causa conocida) o secundaria (cuando hay una causa identificable)

¿Qué es la epilepsia y por qué se produce?

Los síntomas de la epilepsia pueden variar mucho de una persona a otra, y dependen en gran medida del tipo de convulsión que se presente. Como esta condición se origina a partir de una actividad eléctrica anormal en el cerebro, las convulsiones pueden afectar casi cualquier función o proceso cerebral, desde el movimiento hasta las emociones o la conciencia.

Algunos de los signos más comunes de una convulsión incluyen:

  • Confusión temporal después del episodio.
  • Episodios de ausencia o desconexión del entorno.
  • Rigidez muscular repentina.
  • Movimientos espasmódicos e incontrolables en brazos o piernas.
  • Pérdida del conocimiento o desmayos.
  • Cambios psicológicos, como miedo intenso, ansiedad inexplicable o sensación de déjà vu.

Además, es posible que las personas con epilepsia también experimenten cambios en su conducta cotidiana o incluso síntomas más complejos como cuadros de psicosis.

Un aspecto importante a considerar es que, por lo general, cada persona tiende a tener el mismo tipo de convulsión de forma repetida. Esto quiere decir que los síntomas suelen ser consistentes en cada episodio, lo cual permite que el paciente y su entorno aprendan a reconocerlos con mayor facilidad.

Las auras: señales previas a una crisis

En algunas personas con epilepsia, especialmente en aquellos casos con convulsiones focales, pueden presentarse señales de advertencia justo antes de una crisis. Estas señales se conocen como auras y representan una especie de “aviso temprano” que permite anticipar el episodio.

Las auras pueden manifestarse de muchas maneras. Algunas personas sienten una sensación extraña en el estómago, otras experimentan emociones repentinas como miedo, ansiedad o euforia. También es posible percibir sabores u olores inusuales, ver luces intermitentes o figuras, o incluso sufrir mareos, pérdida de equilibrio o alucinaciones visuales.

Comprender estas señales es fundamental para actuar con rapidez y seguridad cuando se aproxima una crisis.

Por último, es importante saber que las convulsiones pueden clasificarse como:

  • Focales, cuando la actividad anormal comienza en una zona específica del cerebro.
  • Generalizadas, cuando la actividad afecta ambos hemisferios cerebrales desde el inicio.

Conocer estos síntomas y sus variaciones no solo ayuda al diagnóstico, sino que también permite a las personas con epilepsia y a quienes las rodean actuar de forma más informada, segura y empática ante cada episodio.

¿Cómo se diagnostica y trata la epilepsia?

Recibir un diagnóstico de epilepsia no es algo que ocurra tras una sola crisis. Para que se considere un diagnóstico formal, deben haberse presentado al menos dos convulsiones no provocadas con más de 24 horas de diferencia. El proceso diagnóstico suele incluir una revisión detallada del historial médico, un examen neurológico completo, electroencefalogramas y estudios de imágenes como resonancias magnéticas.

Una vez confirmado el diagnóstico, el tratamiento se adapta a cada paciente. Y la buena noticia es que en aproximadamente el 70% de los casos, las personas logran controlar sus crisis con medicamentos antiepilépticos.

Conoce las opciones de tratamiento

Tratar la epilepsia de manera oportuna y adecuada no solo ayuda a reducir las crisis, sino que también es esencial para proteger el funcionamiento cognitivo, emocional y social de quienes la padecen. Esta condición representa una amenaza constante para el bienestar de la persona, por lo que ignorarla nunca debe ser una opción.

El primer paso es identificar y controlar los factores que pueden desencadenar una crisis. Estos varían según cada persona, pero algunos de los más comunes incluyen la falta de sueño, el estrés, el consumo de alcohol, la interrupción repentina de medicamentos, el uso de otros fármacos sin supervisión médica y los cuadros febriles. Crear un entorno estable, con hábitos saludables, puede marcar una gran diferencia en la frecuencia e intensidad de las convulsiones.

En cuanto al tratamiento médico, los fármacos antiepilépticos o anticonvulsivos siguen siendo la herramienta principal. Estos medicamentos actúan sobre el sistema nervioso central para inhibir las descargas eléctricas anormales en el cerebro. Cuando se eligen y administran correctamente, pueden reducir hasta en un 70% las crisis epilépticas en personas diagnosticadas.

Para los casos en los que los medicamentos no logran el control deseado, existen alternativas como la cirugía. Esta opción puede ser especialmente efectiva cuando se identifica una zona específica del cerebro responsable de las convulsiones. En muchos pacientes, la intervención quirúrgica permite una mejora significativa o incluso la eliminación total de las crisis.

Sea cual sea el camino terapéutico, lo importante es que el tratamiento de la epilepsia sea siempre personalizado, integral y acompañado por un equipo de salud especializado. Con la atención adecuada, muchas personas logran dejar atrás el miedo constante a las crisis y recuperar el control de su vida.


Referencias:
¹ Organización Mundial de la Salud (OMS). (s.f.). Epilepsia.
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/epilepsy
² Mayo Clinic. (s.f.). Epilepsia - Síntomas y causas.
https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/epilepsy/symptoms-causes/syc-20350093
³ Clínica Alemana. (s.f.). Epilepsia: una enfermedad con tratamiento.
https://www.clinicaalemana.cl/articulos/epilepsia-una-enfermedad-con-tratamiento

Material creado con fines informativos dirigido al público general. Este contenido no pretende ser sustituto del consejo, diagnóstico o tratamiento del profesional de la salud. Si experimenta cualquiera de los síntomas mencionados, comuníquese con su médico. Farmacias Novasalud, San Martin 25, Santiago – Chile.

CHL2363113

Copyright © Todos los derechos reservados. 2025 | CHL2351845